El viernes 7 de octubre de 2016 nos enteramos que después de treinta y cuatro años un colombiano había logrado obtener el segundo premio nobel en la historia del país. (Oiga mire que: 19 años de la toma terrorista a Granada Antioquia)
Esta vez uno menos interesante y más político, debido a que es otorgado por un comité delegado por el Parlamento Noruego, el nobel de “paz”.
Sin embargo, esa paz de la que tanto se habló y esa justicia que tanto juraron caería sobre los responsables de crímenes de lesa humanidad, nunca llegaron. Lo que sí llegó, con la ya gastada excusa de la paz, fue una impunidad rampante, con la que se abofeteó a millones de ciudadanos y millones de dólares de la constructora Odebrecht que le permitieron a Santos ser presidente dos veces.
Las FARC habían dado la orden de dejar un buen remanente de hombres en la clandestinidad, protegiendo dinero, cultivos de droga y armas.
Santos es el nuevo Ernesto Samper, quien llegó a la Presidencia gracias a los millones del narcotráfico y sobre el cual no se hizo justicia, pues, según él, todo fue a sus espaldas.
Fuente: Panam Post. (11 de diciembre de 2019).
Premio Nobel de Paz y Odebrecht: corrupción a cambio de “paz”
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