La indecencia de la oposición: Viviana Manrique

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El pasado 20 de julio día en que se conmemoró la independencia de Colombia se posesionaron los congresistas elegidos en las elecciones de marzo, senadores y representantes a la cámara, se iniciaron las labores del Congreso de la República para esta legislatura y se eligió al Presidente del Congreso.

Ante tan importantes actos llenos de protocolo, democracia e institucionalidad se presentó un hecho que nunca se había visto, sin precedentes, el nuevo senador Antanas Mockus también conocido como el Profesor Mockus del partido verde se bajó los pantalones en el recinto, según él en protesta porque nadie ponía atención al discurso del Presidente saliente Efraín Cepeda.

Ante el desagradable hecho no se hicieron esperar las críticas, a muy pocos les pareció un acto pedagógico o de imitar como por ejemplo a la actriz Margarita Rosa de Francisco que trató de hacer lo mismo, a la mayoría de personas sí les pareció un acto de irrespeto por el lugar donde estaba, el acto que se estaba realizando y la dignidad de senador que recientemente se debatió en el Consejo Nacional Electoral.

El Profesor Mockus se equivocó, vale la pena recordar que no es la primera vez que lo hace, ya lo había hecho en la Universidad Nacional entre otras excentricidades que le parecen divertidas y aceptadas como casarse encima de un elefante o lanzarle un vaso de agua a un contrincante político (Horacio Serpa).

Hay que reconocer que los actos simbólicos como pedagogía para una sociedad son válidos y necesarios, recordar iniciativas de Mockus como las cebras para organizar los pasos en los semáforos o la hora zanahoria para marcar límites a la rumba, pero todas ellas en el marco de una política pública cuando era alcalde.

Tiene razón en cuestionar que los senadores, representantes y funcionarios de gobierno no respeten la palabra del otro, que no es una cuestión de ese día, siempre en las plenarias y comisiones nadie respeta la palabra del otro ni atiende lo que seguramente demoró días en preparar.

Pero es claro que si bien es interesante jalonar y exigir el respeto que es algo mínimo para tan magno evento también debe pensarse mejor en la forma. Indudablemente no era el lugar ni la manera de hacer respetar la palabra, ni de cambiar las malas costumbres. Alrededor de todo esto queda la duda si así será la oposición al gobierno Duque, desagradable, irrespetuosa e indecente.

Colombia un país institucional, democrático y diverso exige una oposición respetuosa, decente, digna con argumentos y no con actos vulgares y reprochables. Este acto de Mockus debe llamar la atención a todos, especialmente a los congresistas si van a permitir que desde el primer día sean burlados e irrespetados por unos pocos.

Se medirá al nuevo Presidente del Senado Ernesto Macías quien deberá dar ejemplo y aplicar las sanciones de rigor a tan desagradable acto, el reglamento del Congreso debe ser aplicado, sin duda se violó la ética y la conducta decorosa que se le exige a un congresista de la República, es de allí de donde surge la palabra “honorable” porque se supone cumplen con las más altas calidades éticas y morales para detentar tan alta dignidad.

Dónde queda el ejemplo a los niños y jóvenes que estaban en el recinto o que lo vieron en redes sociales, que se vale todo, que la protesta y el respeto se gana con ese tipo de conductas, que para llamar la atención solo basta hacer este tipo de “actos simbólicos” como lo llamó Mockus.

Lo que quedó en imágenes de Colombia a nivel mundial en televisión y redes sociales no fue la instalación del Congreso, la elección de un nuevo Presidente, ni los proyectos de ley que se radicaron y que darán línea para la nueva legislatura. Lo que quedó es que los colombianos somos vulgares y que la oposición solo busca ensuciar la institucionalidad.

Señores Partido Verde deberían revisar el estado mental del Senador Mockus para ver si fue un acto consiente o no, si lo fue imponer las sanciones como partido, si no lo fue revisar su capacidad mental para ejercer tan importante cargo.

Señores Consejo de Estado revisar con profundidad en segunda instancia la presunta inhabilidad del profesor Mockus para ser senador de la república vale la pena revisarlo, no es un caso más.

Si el Congreso de Colombia tiene tan baja credibilidad después de este acto tan bochornoso quedará la medición en lo mínimo.

Viviana Manrique Zuluaga.

23 de julio de 2018.

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