Petro el mal perdedor: Viviana Manrique

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Después de la elección presidencial del pasado 17 de junio en Colombia producto de una segunda vuelta entre dos candidatos, Iván Duque y Gustavo Petro, se esperaba que quien perdiera asumiera su derrota con dignidad y pensando en el futuro del país.

Producto de una elección con garantías, con unos resultados irrefutables para el ganador Iván Duque sorprende el discurso del excandidato Petro a la luz de los resultados.

Un discurso lleno de odio, revanchista y lleno de amenazas de una oposición visceral. Días después de la elección comienza Petro a avanzar en convocatorias a través de redes sociales para obstaculizar la posesión presidencial del 7 de agosto.

Denota la verdadera personalidad de Petro, su talante lleno de odio y con miras a mantener la polarización del país por 4 años más. Muestra su verdadero carácter y no ese camuflado que había tapado sus verdaderas intenciones entre primera y segunda vuelta.

Deja mucho que pensar que quien quería ser Presidente de la República de un país responda con agresiones a las expresiones democráticas, que en medio de garantías que tanto pidió se diera una elección que en franca lid perdió y su actitud sea pensar no en una oposición democrática sino personal.

Adicional a lo anterior la manipulación de las redes sociales por parte de Petro también ha generado una confusión entre los ciudadanos, las últimas semanas al utilizar las muertes de líderes sociales como una expresión política.Sin esperar, los resultados de las investigaciones judiciales y las explicaciones del gobierno saliente a los hechos, Petro se atreve a acusar y juzgar sin pruebas.

Muchos de los que votaron por Petro hoy se arrepienten, ven claramente su pensamiento e ideología, la manera como conduce sus opiniones no como un líder demócrata sino como un hombre vengativo que quiere imponerse en el país con palabras soterradas y confusas. No es sincero, no enfrenta a sus opositores con argumentos sino con agresiones bajas y desmedidas.

Es urgente buscar la manera de dejar la polarización en el país, es necesario llegar a acuerdos, con un espacio para buscar el progreso, conciliar las posiciones aunque sean opuestas y buscar salidas a los grandes problemas del país y no buscar mantener agresiones que sólo llevan al estancamiento.

La protesta pacífica es un mecanismo para la ciudadanía en sistemas democráticos cuando se justifica, pero no se debe abusar de ella. La protesta debe ser producto de medios no violentos para expresar una necesidad, no para portarse como vándalos aprovechando que la posesión presidencial el 7 de agosto tendrá la mirada y presencia de la comunidad internacional.

Se observa una manipulación mediática de Petro cuando impulsa ese tipo de mecanismos sociales para mostrar una oposición fuerte que aún no es clara, llama la atención la indecisión de si será o no el jefe de la oposición según declaraciones del Senador Robledo y de la postura que tendrá el partido verde.

Es claro que el nuevo Estatuto para la oposición dará un cambio en las relaciones políticas para Colombia, sin duda, no estamos acostumbrados a tener un Estatuto que reglamente las relaciones entre la oposición y el gobierno.

Juan Manuel Santos esperó a sancionar este Estatuto 8 años para entregárselo a la oposición al uribismo, si hubiera sido un demócrata real lo hubiera hecho desde inicios de su primer gobierno en el 2010 para dar unas garantías reales a la oposición, pero claro no le convenía cuando la oposición era para él.

Petro se estrenará nuevamente como senador por ser la segunda votación presidencial, lo que le brinda un espacio importante en el Congreso para liderar la oposición, queda la duda si lo hará como un demócrata o como un revanchista polarizante.

Queda un sin sabor de cómo será la oposición a partir del 7 de agosto de 2018, si será pensada para obstaculizar el gobierno de Iván Duque o para aportar al debate democrático. Hasta ahora la posición de Petro se vislumbra por la primera opción y por ello se requiere de un gobierno trabajador, disciplinado, riguroso y lleno de argumentos bajo la sabiduría de un hombre joven, inteligente, transparente y con renovación para el país.

El gran perdedor será siempre Gustavo Petro, no por los resultados electorales sino por la manera como ha manejado y manejará la oposición, el ciudadano colombiano espera que el país progrese y no se enrede en debates viscerales sin sentido, que sea una oposición propositiva y no dañina que aporte a los grandes problemas del país y no manipule la información falsamente.

Ojo a medios de comunicación, deben tratar de lograr algo de neutralidad y no caer en los juegos políticos que tanto afectan al país. Acompañar y visibilizar la información sin manipulación, con transparencia y evitando confundir al ciudadano de a pie.

Queda la duda de cómo se posesionará Gustavo Petro como senador sin pagar la deuda fiscal pendiente según fallo de la Contraloría, si ningún funcionario público puede acceder a un cargo con deudas fiscales, ¿el es la excepción?, ¿O le será embargado el sueldo hasta el final del mandato 2022?

Viviana Manrique Zuluaga.

13 de julio de 2018.

Un comentario

  1. A Petro sé le nota en su rostro la amargura, el odio, el resentimiento y es un ser humano malo, lo único que le interesa es hacer daño. Dios permita que reaccione y acepte de una vez que el Presidente es el Doctor DUQUE y debe dejarlo gobernar, porque como el lo ha dicho «GOBERNARE CON TODOS Y PARA TODOS » , todos queremos un mejor país, de nada sirve sembrar esos rencores e incitar a la violencia.

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