La periodista Salud Hernández – Mora narra cómo el entrenamiento militar de las FARC les daba poder y reconocimiento a los guerrilleros.
Aunque se autoproclaman el ejército del pueblo, la forma de escalar posiciones dentro de las FARC no era precisamente por la ayuda a la comunidad, los máximos honores que podría tener un guerrillero de las FARC eran otorgados debido a los atentados que realizaban en contra de los colombianos.
“Atacar poblaciones, a bandas paramilitares, confrontar al Ejército y dar golpes que salieran a toda plana en las noticias era motivo de orgullo. Quizá la tarea que más detestaban era cuidar secuestrados. Podían pasar meses y años vigilando a una partida de gentes desesperadas y deprimidas con las que debían mantener distancias. Se aburrían igual que los cautivos y no veían la hora de que sus familias, si era económico, o el gobierno, cuando se trataba de un secuestro con fines políticos, llegaran a un acuerdo y pudieran volver a la verdadera acción bélica”.
2 de octubre de 2016.
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