Mermelada es corrupción

El presidente Santos regresó muy molesto de Londres porque se le había criticado y caricaturizado su presencia en la cumbre mundial anticorrupción. Puede tener razón porque hasta el momento no se ha demostrado la vinculación de su gobierno a grandes negociados.

Columna de Gustavo Gardeazábal publicada el 16 de mayo en el diario ADN

Pero se le olvida al presidente Juan Manuel Santos que en Colombia la corrupción está institucionalizada por él, y por el Congreso de la República, cuando hay un intercambio de prebendas en la aprobación de las leyes. Se consigue el voto de los congresistas a los proyectos de ley del gobierno adjudicando “cupos indicativos” por sumas determinadas para que los senadores o representantes escojan obras de desarrollo en las regiones y se incluyan en el Presupuesto Nacional como partidas de ley.

Eso lo llamó jocosamente como “mermelada” el actual presidente de Ecopetrol, cuando fungía de Ministro de Hacienda, y la laxitud del país terminó por aceptarla como algo inevitable en las relaciones del Congreso y el Ejecutivo. Por supuesto, eso, aquí y en cualquier parte, es simple y llanamente corrupción así lo confundan con un dulce.

Pero si además de repartir la mermelada, cambiando votos a favor por partidas para construir obras, los contratistas de esas obras son señalados por los mismos congresistas a los cuales les adjudican los tales cupitos, la relación corrupta crece con la venia de los gobiernos nacional y territorial, así no se identifique oficialmente.

Y ha crecido tanto que como en este país todo está tarifado, el contratista señalado para realizar la obra sabe de antemano cuanto porcentaje debe depositar en las arcas de quien lo escogió y calcular que tanta calidad o cantidad debe rebajar a lo contratado para poder cumplir. Eso es corrupción. Así lo llamen mermelada.

2 comentarios

Deja un comentario