La instalación de contenedores en la zona de San Victorino en Bogotá fracasó porque no es clara la destinación de los mismos, genera detrimento patrimonial y no contribuye a la renovación urbana de la ciudad.
Además, el proyecto no tiene las medidas necesarias para protección de las personas porque, según la alcaldía, no requiere licencias de construcción. Aparte, no tiene seguridad industrial en las redes eléctricas.
Tampoco tienen el análisis de cuánto se cobrará por el arriendo y la administración. Y no es claro cómo van a seleccionar a los comerciantes que podrán hacer parte del proyecto.
Estos contenedores le costaron a la ciudad 6.332 millones de pesos.