Además de las constantes violaciones a los derechos humanos, los comerciantes de las zonas fronterizas entre Colombia y Venezuela están al borde de la quiebra.
Vendedores colombianos y venezolanos deberán cerrar sus negocios si persiste el cierre.
Los colombianos que exportaban a Venezuela han reportado pérdidas de 2,5 millones de dólares al día. Asimismo todos los negocios que distribuyen a nivel nacional se han visto afectados por la escases de gasolina.
En los municipios San Antonio y Ureña, Venezuela, los comerciantes están sin mercancía porque no dejan pasar a los camiones en el control aduanero de la frontera.
La mayoría del comercio está cerrado por desabastecimiento o por falta de clientes. Lo único que se sigue vendiendo en la zona es comida.