A las cinco de la tarde en el barrio Cedritos al Norte de Bogotá, en la calle 140 con 18 un grupo de jóvenes y de adultos con espíritu juvenil, se reúne en la puerta del edificio gris.
Algunos parquean su motocicleta junto a la puerta, la mayoría se acerca a pie y en transporte público.
Llevan a cuestas su morral y sus ilusiones.
Muchos vienen de trabajar desde la mañana en el negocio familiar, o en una oficina, un almacén o un call-center. O en su propio negocio.
Asisten a “encuentros” con el docente en los “ambientes de aprendizaje”, que es como aquí se denominan las clases y los salones.
Saldrán a las 10 p. m.
Esta rutina se repite de lunes a viernes.
Aunque también hay encuentros durante el día, la gran mayoría de los estudiantes asiste en la noche o lo hace virtualmente.
En el día se desarrollan también actividades de acompañamiento para fortalecer las competencias en matemáticas, fluidez digital o narrativa.
O se organizan seminarios, cátedras magistrales y sesiones de orientación profesional para atender las inquietudes profesionales o académicas.
En un par de años serán ingenieros industriales, comerciales o de petróleos. Egresados de una institución obsesionada con el emprendimiento, temas como las ideas de negocio, los proyectos y la vida empresarial se vuelven cotidianos de sus conversaciones.
De familias pudientes unos y menos pudientes otros, y llenos de esa ambición tan oportuna en la juventud.
Quieren tener una familia, su propia empresa, destacarse profesionalmente, aportar a la sociedad, ser felices, ser una élite.
Algunos llegan diariamente desde municipios aledaños a la sabana como Chía, Fusagasuga y hasta de Zipaquira.
Otros trasladaron su residencia desde los Llanos, el Tolima, o Boyacá a casa de familiares o amigos cercanos. Vienen con muchas inquietudes académicas, solicitudes de todo tipo para poder estudiar mientras se desempeñan en el mundo productivo y propuestas de mejora para la institución.
Son estudiantes de la Escuela Latinoamericana de Ingenieros, Tecnólogos y empresarios ELITE y no tragan entero.
Son, o se están convirtiendo en emprendedores y saben que quienes acompañan su formación también lo son. Y también “lo sufren.”
Aquí los retos de emprender no son un tabú ni generan aprensión. Emprender, ser y vivir con independencia de pensamiento y económica es una motivación común entre estudiantes, docentes y el personal administrativo y directivo.
Cada nuevo proyecto es un motivo de orgullo para todos. Y cada obstáculo, cada revés o cada decepción empresarial invoca ese deseo de ganar, de trascender, y esa convicción de no dejarse vencer justo cuando las cosas se pone más duras.
A cada problema una solución.
Este mensaje se reitera, se multiplica y se “memetiza” en todo lo que rodea la Escuela.
Tal vez el mejor momento para conocer y enamorarse del espíritu emprendedor de los estudiantes ELITE ocurre al final del semestre cuando los estudiantes presentan sus proyectos. Es inspirador.
Hay robots, motores, diseños con sistemas novedosos que cambian condiciones o mejoran la eficiencia, soluciones industriales de todo tipo en la que ponen a prueba la teoría y su compromiso.
Ellos te lo explican, te lo muestran, te lo venden y lo defienden. Cada grupo con su prototipo, sus bitácoras, su presentaciones elocuentes y apasionadas, deja ver el trabajo, la investigación y la reflexión del semestre, el equipo y los lazos que entre ellos forjaron.
En solo tres años de existencia, ELITE esta graduando su primera cohorte de tecnólogos comerciales, varios de ellos continúan estudios para graduarse como ingenieros.
En solo tres años de existencia ELITE cuenta con 10 programas con registro del Ministerio de Educación Nacional y todos son una respuesta a las necesidades de formación de la industria colombiana.
En solo tres años ELITE está contribuyendo a transformar también la educación media en Colombia con propuestas innovadoras para mejorar las competencias, la apropiación de la tecnología de los jóvenes y el desempeño productivo de cientos de jóvenes en La Guajira, el Cauca y otras regiones.
En solo tres años de existencia aquí se forma una élite ingeniosa y esperanzadora, que reparte y comparte conocimiento, que creará riqueza, que construirá desarrollo.
Una élite para la que el término fracaso resulta en una provocación al trabajo, al compromiso con los problemas del entorno, a la solidaridad y al sentirse #orgullosamenteELITE.
31 de agosto de 2017.