Santos se fue de gira por Europa para ver a la Reina Isabel y rescatar aceptación a un Acuerdo de Paz que ya no existe.

Cometió varios errores como dejar el país angustiado, entre sismos, inundaciones, deslizamientos, caravanas de FARC y más impuestos, para posar con su familia en el Palacio de Buckingham, aunque su perseverancia en el desgobierno no es novedad.

Columna de Álvaro Hernán Prada publicada en el Diario del Huila el 7 de noviembre de 2016.

Habló mal de la oposición con la que está dialogando para lograr una paz concertada entre todos y dijo mentiras como es su costumbre, porque no ha podido aceptar la pérdida del SÍ en el plebiscito del 2 de octubre. El estado de negación lo tiene sumido en el disparate. La salida en falso le salió mal. Hasta sus defensores como el periodista Darío Arismendi, lo califico de presidente camorrero y advirtió que él ponía palos a la rueda de la paz.

Al día siguiente para tratar de desembarrarla acabo mostrando el conejo planeado a los colombianos. Propuso 3 vías para implementar el acuerdo. Cualquier mecanismo que se acuerde es fácil si lo hace respetando lo presentado por los líderes del NO, y muy especialmente lo reclamado por el presidente Uribe y el CD. Si desconoce el mandato popular y trata de maquillar con arreglos cosméticos el acuerdo muerto, para implementarlo a la fuerza, será la peor decisión.

Un nuevo plebiscito, que lo debe tener descartado. Porque si lo derrotamos con el pasado lleno de amenazas de guerra, derroche y extorsión a los electores a través de alcaldes y gobernadores, con mayor razón lo derrotaríamos nuevamente ante la molestia del pueblo por este nuevo engaño ante su mandato. Ahora con la seguridad que el acuerdo sí podía y debía modificarse, como lo han dicho las altas cortes, el fiscal general de la nación, la comunidad internacional y generadores de opinión, entre otros.

Los cabildos abiertos serían difíciles de controlar, y sobre todo de cuantificar. Es una propuesta improvisada y de entrada descartada por su gobierno, solo presentada con el propósito de buscar esconder entre varias propuestas su única opción que es la siguiente.

Revivir otro muerto. El Gobierno contaba con 3 opciones por demandas en la Corte Constitucional. Primero: declarar inválido el plebiscito. Segundo: darle razón al exfiscal Montealegre con el argumento de que el Acuerdo Final es un acuerdo especial. Y tercero: buscar darle vigencia al acto legislativo con el que intentó e intenta nuevamente dar un golpe de estado por vías constitucionales.

Escogió la tercera. La Corte, presionada por el Gobierno, intenta declarar inexequible el artículo 5 de dicho acto legislativo por violación al principio de consecutividad, es decir por ser un artículo que se introdujo en el séptimo debate y no se debatió en los 6 anteriores. De esta manera, el acto legislativo que dependía del plebiscito para entrar en vigencia, ya no tendría ese requisito y por lo tanto estaría vigente. Implementaría vía congreso con las absurdas modificaciones que trae para asegurar a las FARC un procedimiento breve y seguro pues los congresistas estaríamos anulados y Santos con facultades habilitantes para hacer lo que le da la gana.

Tampoco lo podemos permitir. He propuesto crear un comité pro firmas para impulsar un referendo derogatorio para este acto legislativo. Y crear comités locales para defender el resultado del plebiscito. ¡Corrige el acuerdo o devuelve el premio Nobel que compró!