El pasado miércoles, el Consejo de Estado declaró nula la reelección del procurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez. El alto tribunal se demoró tres años en fallar una demanda y solo lo hizo cuando Santos presionó de forma indebida, a solo veinte días del plebiscito. La pregunta es: ¿si santos sabía que el procurador terminaba periodo en cuatro meses, ¿cuál sería su afán en sacarlo?

Columna de Álvaro Hernán Prada publicada en el Diario del Huila el 12 de septiembre de 2016.

El problema no es que salga o no Ordóñez, ni estar a favor o en contra de su forma de pensar. El grave problema es que coincidan las FARC y Santos en la necesidad de sacarlo del camino y evitar cualquier control al plebiscito.

Ordoñez advirtió cómo el presidente estaba actuando en nombre propio y de las FARC, construye un fraude en “la refrendación” de sus acuerdos el próximo 2 de octubre. La Corte Constitucional trazó unas reglas, que de forma descarada han sido burladas por el Gobierno y sus socios. Primero, advirtió que el grupo guerrillero no podía estar en armas al momento de la votación. El gobierno salió a “interpretar” el significado, explicando que las FARC no harían uso de ellas para constreñir al elector, basado en la “buena fe” de los terroristas.

Segundo, indicó que no se podía utilizar la palabra “Paz” en la pregunta, por ser un fin supremo de los colombianos consagrado en nuestra Carta Magna. Tampoco podría preguntarse por una norma o hacerlo de forma tendenciosa, de tal manera que al preguntar se induzca al votante a una respuesta.  Sin ninguna vergüenza, no pudo escoger una pregunta más contradictoria con la regla fijada: ¿apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?  Utiliza la palabra Paz, agregándole que será estable y duradera y escondiendo a las FARC en lo planteado.

Prohibió a los funcionarios públicos participar por una opción establecida y menos, utilizar los bienes del Estado para obtener un determinado resultado. Lo que se puede hacer es pedagogía neutral, la respuesta de Santos fue la directiva número cinco, invitando a los funcionarios públicos a participar y a utilizar los bienes del Estado en favor del Sí. No contento con su ejemplo, los presiona para que también violen la ley.

El procurador preocupado con el fraude en curso expresó: “ya no estamos en una democracia, sino en una dictadura”. Tiene razón, Santos está actuando como Chávez y Maduro. Controla todo y no permite ningún control. Para él no hay poder en los ciudadanos, no hay autoridad en las Cortes y no hay potestad en las instituciones. Cumplió su amenaza. Hizo lo que le dio la gana.

El FARC-santismo controla el Congreso con la mermelada; ejerce una presión permanente a los magistrados de las altas cortes; controla la mayoría de medios de comunicación con la pauta; controla los alcaldes y gobernadores con el chantaje;  controla los empresarios con la DIAN y las superintendencias; controla el CNE y la registraduría; y controla el miedo de los colombianos con las armas y el anuncio de guerra. Ahora controlará todos los organismos de control. Nos queda como única esperanza, lo que haga el nuevo fiscal, después del paso nefasto de Montealegre y Perdomo.

Santos hace trampa en el plebiscito. Por eso presionó la salida del procurador, pero deslegitimó su resultado. Otra razón para votar NO.